El tratamiento de la fiebre del dengue se centra principalmente en aliviar los síntomas, prevenir complicaciones y brindar cuidados de apoyo. Actualmente, no existen medicamentos antivirales específicos que puedan eliminar directamente el virus del dengue, por lo que la estrategia terapéutica se basa en el manejo de los síntomas. Los pacientes deben monitorear de cerca sus signos vitales, especialmente durante las 24 horas posteriores a la fiebre, para reducir el riesgo de hemorragias o shock.
Los objetivos del tratamiento incluyen mantener el equilibrio de líquidos, controlar el dolor y la fiebre, y atender oportunamente los casos graves. Los casos leves pueden recuperarse con cuidados en el hogar, pero si aparecen signos de advertencia como trombocitopenia o dolor abdominal severo, es imprescindible hospitalizarse para recibir atención médica especializada. El proceso de tratamiento debe ajustarse según la gravedad de la enfermedad, enfatizando la detección temprana y la intervención rápida.
El tratamiento clínico se basa en terapia de soporte, que incluye la reposición de líquidos, el control de la fiebre y el manejo del dolor. Los pacientes con síntomas leves generalmente reciben líquidos por vía oral, mientras que aquellos con deshidratación severa o tendencia a hemorragias necesitan administración intravenosa. El equipo médico realiza controles mediante análisis de sangre para seguir el conteo de plaquetas y la función hepática y renal, además de evaluar signos de hemorragia interna.
El proceso de tratamiento se ajusta en fases: durante la fase febril, se utilizan antipiréticos para controlar la temperatura; en la fase de shock, se refuerza la reposición de volumen sanguíneo. Los pacientes graves pueden requerir transfusiones de plaquetas o plasma, pero siempre evaluando cuidadosamente el riesgo de hemorragia y el estado de coagulación. El plan de tratamiento debe individualizarse, considerando la edad del paciente, comorbilidades y la gravedad de los síntomas.
El paracetamol es el medicamento de elección para reducir la fiebre, y su dosis debe controlarse para evitar sobrecargar el hígado. Está estrictamente prohibido usar aspirina o antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), ya que pueden aumentar el riesgo de hemorragia. La administración de medicamentos debe acompañarse de monitoreo de la temperatura para evitar una hipotermia excesiva.
Para el manejo del dolor, se pueden emplear métodos físicos como compresas frías para reducir la dependencia de medicamentos. Los médicos ajustarán las dosis según la función hepática y renal del paciente, especialmente en aquellos con antecedentes de enfermedades crónicas.
Actualmente, no existen medicamentos antivirales aprobados por la FDA, pero varios nuevos fármacos están en fases de ensayos clínicos. Por ejemplo, favipiravir ha mostrado potencial en la inhibición de la replicación viral en estudios de laboratorio, aunque se requiere más evidencia clínica. Otras líneas de investigación incluyen inductores de interferón y terapias con anticuerpos monoclonales, la mayoría en fase III de ensayos clínicos.
La solución oral de rehidratación (ORS) es la base del tratamiento, recomendándose beber en pequeños sorbos cada hora para prevenir la deshidratación. Los casos de deshidratación severa requieren líquidos intravenosos con glucosa y electrolitos, evitando soluciones hipertónicas que puedan aumentar la fuga de líquidos en los tejidos. La cantidad diaria de líquidos debe ajustarse según el peso y la diuresis.
En cuanto a soporte nutricional, se recomienda una dieta fraccionada con alimentos ricos en potasio como plátanos y agua de coco para reponer los electrolitos perdidos por fiebre. Se deben evitar bebidas azucaradas o con cafeína, ya que pueden irritar el estómago.
Durante la fase aguda, se recomienda reposo absoluto en cama, evitando actividades que puedan elevar la temperatura corporal. En la fase de recuperación, se puede aumentar gradualmente la actividad, pero evitando ejercicios intensos por al menos dos semanas. Los fisioterapeutas pueden diseñar ejercicios suaves para aliviar dolores musculares.
En cuanto a la ambientación, la habitación del paciente debe mantenerse ventilada y usar mosquiteros para evitar reinfecciones por otros vectores. Los miembros de la familia deben reforzar las medidas preventivas contra los mosquitos, como usar repelentes y eliminar recipientes con agua estancada.
Se recomienda seguir la dieta BRAT (plátanos, arroz, puré de manzana y tostadas) para aliviar molestias gastrointestinales. En la fase de recuperación, se pueden introducir gradualmente proteínas fáciles de digerir como huevos y tofu. Se deben evitar productos lácteos y alimentos ricos en fibra, ya que pueden empeorar las náuseas.
La vacuna contra el dengue Dengvaxia ha sido aprobada en algunas regiones, pero su uso debe ser cuidadoso debido al mecanismo de aumento de la enfermedad por dependencia de anticuerpos (ADE). La nueva generación de vacunas, como TAK-003, que combina cuatro serotipos, está en estudios de seguimiento a largo plazo en varios países, con el objetivo de mejorar la protección cruzada.
Inhibidores de pequeñas moléculas como TMB-855 están en fase III de ensayos clínicos, actuando bloqueando la proteasa NS2B-3, necesaria para la replicación viral. La terapia génica se enfoca en interferir en los mecanismos de replicación del ARN viral, con BCX4430 mostrando en estudios en animales una reducción en la carga viral.
Debe acudir al médico de inmediato si presenta las siguientes señales de advertencia:
Si la fiebre regresa después de que desaparece o la presión arterial se mantiene baja, se debe acudir a una unidad de cuidados intensivos. El médico evaluará el índice de tendencia hemorrágica según los criterios de la OMS y, si es necesario, realizará terapia de expansión plasmática.
Si los síntomas no mejoran en 72 horas durante el cuidado en casa, se debe reevaluar con un profesional. Las embarazadas y las personas mayores de 65 años requieren monitoreo más estricto, ya que su respuesta inmunitaria puede ser diferente a la de los adultos jóvenes.
Si el paciente presenta dolor abdominal severo, vómitos persistentes, dificultad para respirar, extremidades frías con piel pálida, o una reducción significativa en la cantidad de orina, puede estar desarrollando dengue hemorrágico o shock, y debe acudir urgentemente al hospital. Además, alteraciones en el estado de conciencia o agitación también son emergencias que requieren atención médica rápida.
¿Qué analgésicos son seguros durante la infección por dengue?Se recomienda evitar el uso de aspirina, ibuprofeno y otros AINEs, ya que pueden aumentar el riesgo de hemorragia. El paracetamol es la opción preferida para aliviar dolores de cabeza y musculares, siempre siguiendo las dosis indicadas. Antes de tomar cualquier medicamento, consulte a un médico.
¿La limpieza comunitaria ayuda a prevenir la propagación del dengue?Eliminar recipientes con agua estancada reduce significativamente los criaderos de mosquitos. La limpieza regular en la comunidad, combinada con fumigación exterior y campañas de educación pública, ha demostrado reducir la incidencia de brotes, siendo una estrategia clave en la prevención.
¿Cuánto tiempo después de recuperarse del dengue se puede volver a hacer ejercicio?Se recomienda descansar al menos 1 a 2 semanas después de la recuperación, y solo reanudar actividades leves cuando la fatiga desaparezca y las plaquetas vuelvan a la normalidad. El ejercicio intenso puede aumentar el riesgo de hemorragia secundaria, por lo que debe hacerse solo tras la aprobación médica y cuando el cuerpo esté completamente recuperado.
¿Las personas que han tenido dengue son inmunes a otros serotipos?El dengue tiene cuatro serotipos diferentes. La infección con uno solo confiere inmunidad solo contra ese serotipo, y no contra los otros. Una segunda infección con un serotipo diferente puede aumentar el riesgo de formas graves de la enfermedad. Por ello, quienes han padecido dengue deben seguir protegiéndose contra los mosquitos de manera estricta.